FUNDESICAR, concibe el acompañamiento pedagógico como un acto humano, que se caracteriza por una concepción epistemológica sobre el conocimiento científico que coadyuva al desarrollo del pensamiento y del lenguaje; en esa vía se reafirma que el conocimiento es una construcción social que facilita la construcción de mundos posibles.

Desde la arista lingüística, para FUNDESICAR, la lectura y la escritura, como proceso psicolingüístico de naturaleza semiótica (disciplina que estudia los significados de los signos), con pre-ocupación por los lenguajes de las disciplinas que tienen su propia semántica, es decir, que las palabras significan desde el contexto disciplinar, y además, se tiene en cuenta la naturaleza psicosocial-cultural de los estudiantes y su existencia espacio temporal, lo que implica que cada sujeto tiene su época y ésta influye en su manera de comunicarse y relacionarse. 

FUNDESICAR, asume como base de su acompañamiento, la pedagogía diferenciada, la pedagogía dialogante y la enseñanza dialogante  que forman el mapa que direcciona el quehacer de los sujetos acompañantes, lo que implica tener en cuenta los estilos y ritmos de aprendizaje como plataforma para la activación de las estructuras cognitivas y cognoscitivas que fungen como “caja de herramientas” en el accionar fantacognitivo[1], como  conjugación del proceder heurístico (búsqueda) acompañado con la creatividad.

Valoración de las potencialidades del “formándose”.

Las múltiples inteligencias hablan del estudiante como un sujeto poseedor de potencialidades para enfrentar diferentes retos y contextos que se le presenten en la vida social y escolar; y cuando éstas no son activadas se confunde como ausencia o carencia de capacidades, cuando realmente, la carencia es una llenura de nociones que se quedan en la apariencia de los contenidos que ha de estudiar[2].  Y es entonces, al maestro, a quien le corresponde transformar las nociones en conceptos y categorías, logrando que el estudiante movilice sus potencialidades que garantiza el aprendizaje con sentido.

El sujeto posee diferentes edades, y una de ellas es la edad del pensamiento que se configura, como proceso, mediante la construcción de nociones, conceptos y categorías y la singularidad de los estudiantes concita el proceder endógeno, -sin comparación-, porque la comparación involucra la discriminación y estigmatización que conduce a “patologías sociales”, originándose rupturas en la interacción y la comunicación.

Para FUNDESICAR, esta concepción valoriza al sujeto, como sujeto pensante, portador de creencias y generador de subjetividades. Por tanto, la valoración, se debe focalizar en los lenguajes inferenciales y críticos de las disciplinas, producción de textos argumentativos y conocimientos y procesos lógico -matemáticos para solucionar problemas disciplinares.  La lectura inferencial y crítica, posibilita transformar las edades del pensamiento, por cuanto ésta implica procesos mentales superiores al develar lo implícito en el texto y la construcción de sentidos.

Por su parte, la elaboración de discursos escritos con argumentación configura las competencias: lingüísticas, comunicativas e ideológicas. La primera da cuenta cómo funciona la lengua, la segunda es la utilización de la lengua para significar y comunicar y la tercera consiste en seleccionar y organizar las palabras de acuerdo con la intención comunicativa.

Dispositivos pedagógicos para el acompañamiento.

Los procedimientos que se utilizan para la consecución de propósitos donde se relaciona el poder (para servir) y el saber cómo plataforma – que permite hacer inteligible la realidad- , lo denominamos dispositivos pedagógicos de acompañamiento.

FUNDESICAR, opta por considerar la lúdica como una operación dialéctica entre pensamiento y lenguaje que trasciende el mero actor de jugar, para convertirla en un dispositivo pedagógico que posibilite múltiples maneras de apropiarse y representar el conocimiento. De ahí la utilización de los organizadores gráficos, tales como diagramas, mapas, esquemas, mentefactos, hexagramas, entre otros, permiten activar los dos hemisferios cerebrales: el que se ocupa del lenguaje y el otro que se ocupa del espacio, y así generar estrategias interhemisféricas. 

Para que un dispositivo pedagógico sea lúdico debe poseer tres características básicas: placer, asertividad e identidad, y es así como los organizadores gráficos, permiten al “formándose” experimentar placer, actuar con asertividad y trabajar su identidad.

Más que métodos de enseñanza, se considera que los maestros acompañantes, tienen maneras particulares de hacer el proceso de modificabilidad estructural cognitiva, a través de configuraciones didácticas creadas por él de acuerdo a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, como uno de los sujetos protagónicos del drama pedagógico.